domingo, 30 de diciembre de 2012

IDENTIDAD DIPAR COMO PASTORAL FAMILIAR



L
a Dinámica de Parejas (DIPAR) celebró sus tres décadas a la educación en valores a partir de la familia.

Los esposos Maritza Checo y Andrés (Papo) Aquino produjeron un excelente trabajo que fue publicado en la edición de la revista Amigo del Hogar del mes de Noviembre, titulado: “DINÁMICA DE PAREJAS: 30 Años de Servicio a las Parejas y a las Familias”.

Recomendamos a nuestros lectores conocer y difundir este trabajo tan informativo como formativo para el fortalecimiento de los hogares.

De nuestra parte, hacemos provecho de la ocasión para reiterar algunos criterios sobre la pastoral familiar, en general, y acerca del carisma particular de DIPAR.

PASTORAL FA MILIAR
E
l objetivo fundamental de de todo grupo o comunidad dedicada a la pastoral familiar, como acción  eclesial, es contribuir a la creación de hogares sólidamente constituidos.

La cultura nacional es un elemento constitutivo de la Iglesia local. Pero también lo son los valores doctrinales de la fe. De ahí el concepto de la inculturación del Evangelio que, en nuestro caso es la Buena Noticia de Jesucristo.

La organización La Trinitaria, fundada para promover nuestra independencia, su Juramento y los símbolos patrios, son evidencia que nuestra identidad dominicana nace inculturada por cristianismo.  

Los agentes de Pastoral Familiar dominicanos debemos encarnar un comportamiento al estilo de vida de de Jesucristo, insertando al comportamiento dominicano los valores del Evangelio.

Cuando alguien nos diga los dominicanos somos déspotas, adulones, idólatras del poder, infieles,  consumistas, mentirosos, presumidos, fariseos, violentos,  debemos encarnar las respuestas: Cristo representa los valores de libertad, adorador solo de Dios,  verdad, fidelidad, austeridad, humildad, paz. Y por lo tanto, los dominicanos cristianos  somos: libres y liberadores, amamos a Dios sobre todas las cosas, auténticos, fieles, austeros, humildes, pacifistas.

Y cuando se nos diga que estamos atrasados porque no damos primacía la tecnología sobre el saber integral, respondamos que los medios deben estar siempre en función y en proporción al  fin.

Lo dicho anteriormente, significa que debemos humanizar la tecnología en vez de mecanizar a las personas, evitando dejarse condicionar por las máquinas por modernas que éstas sean.

La Palabra de Dios siempre trae respuestas al mayor de los avances tecnológicos. Como afirmó el Papa Juan Pablo II, la evangelización debe ser: “nueva en sus métodos, su ardor y su expresión, pero como dice la Escritura:

“Acuérdense de quienes los dirigían, ellos les trasmitieron la Palabra de Dios; miren cómo acabaron sus vidas e imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos” (Hebreos XIII).

“Conozco tus obras, tus fatigas, tu paciencia, que no toleras a los malvados, que has sometido a pruebas a los que se dicen apóstoles sin serlo y has comprobado que son falsos; has soportado y aguantado por mi causa sin desfallecer. Pero tengo algo contra ti: que has abandonado tu amor del principio. Fíjate de dónde has caído, arrepiéntete y haz las obras del principio” (Apocalipsis, Capítulo II).  


Nuestra cultura cristiana nos exige una actitud  a imitación de Jesucristo, conociendo su vida desde su Anunciación.

Celebrar la Navidad  es conmemorar el nacimiento de Jesucristo cuyo proceso comienza con la Anunciación, continúa por la visitación, luego el Nacimiento y finalmente la adoración.

En  los Capítulos I y II del Evangelio según San Lucas, encontramos una enseñanza  que resume estas etapas, que, no solo es un modelo histórico de familia, sino que, también  sería un excelente antídoto  a los males personales y sociales que nos afectan hoy  día:

“El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María…. El ángel le dijo:…concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús…. También tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues  nada es imposible para Dios”.

“Dijo María: Mi alma canta la grandeza del Señor,/ y mi espíritu festeja a  Dios mi Salvador…./Su misericordia con sus fieles se extiende de generación en generación ./ Despliega la fuerza de su brazo,/ dispersa a los soberbios en sus planes,/ derriba del trono a los poderosos / y eleva a los humildes, / colma de bienes a los hambrientos/ y despide vacíos a los ricos”

“…se promulgó  un decreto del emperador Augusto que ordenaba a todo el mundo inscribirse en un  censo… José subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a la Ciudad de David, llamada Belén… a inscribirse con María… Estando ellos allí,  le llegó la hora del parto y dio a luz  su hijo… lo acostó en un pesebre, porque no había encontrado sitio en la posada”.

“Había unos pastores en la zona que cuidaban por turno los rebaños a la intemperie. Un ángel del Señor se les presentó… El ángel les dijo: ...les doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor… Al ángel, en ese momento, se le junto otra gran cantidad de ángeles, que alababan a Dios diciendo: ¡Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres amados por él”.

De estos cuatro pasajes bíblicos podemos deducir los valores familiares y personales de esta comunidad familiar integrada por José, María y Jesús.

Nobleza es un valor de esta comunidad familiar que lleva el sello de la integralidad: origen familiar, espiritualidad, oración contemplativa.

José es modelo que encarna valores fundamentales de la comunidad familiar y social como responsabilidad, patriotismo, abnegación, que están expresamente indicados en el Evangelio de Lucas. A los que el evangelista San Mateo agrega los valores tolerancias, discreción, humanidad, solidaridad, respeto, en el Capítulo I de su Evangelio:

“Así nació Jesús el Mecías: María, su madre, estaba prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. Su esposo José, que era hombre recto, y no quería manchar su fama, decidió romper con ella en secreto”.

María se la conoce como una mujer sencilla, servicial, solidaria. En los versos con que se manifiesta la Visitación que, en el canto de alabanza a Dios, también hay una expresión de espiritualidad de la valentía

Jesús, de origen doblemente real, realeza divina y humana, desde su nacimiento expresa los valores de humildad, austeridad, apertura, acogida. No procura reconocimiento, pero tampoco los rechaza.

En adición a los pasajes citados, San Pablo, en el Capítulo II de su Carta a los Filipenses,  nos enseña:

“Entre ustedes tengan la misma actitud del Mesías Jesús: Él, a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango”.

IDENTIDAD DIPAR
E
l carisma de Dinámica de Parejas (DIPAR) consiste en su apertura incondicional, su vínculo parroquial, su comportamiento orante, la alegría, la disponibilidad servicial,  integración de comunidades.

 Lo que comunicamos aquí son reiteraciones. Lo hacemos más bien “cumpliendo una promesa”.  

La apertura incondicional de DIPAR consiste en que el llamado a participar en una “tanda de dinámica”, la única condición que se  pone, por razones obvias de la naturaleza del programa, es que sean hombre y mujer que viven bajo el mismo techo manifestándose su amor.

En adición a esto, no importa si son casados o amancebados; negros, blancos, mestizos, indios  o amarillos; ricos o pobres;  creyentes o ateos; políticos o apolíticos; doctores o analfabetas, etc.

El vínculo parroquial tiene tres variables:

a) El equipo es una comunidad que actúa bajo la autoridad del párroco.

b) Las “las tandas de fin de semana” son solicitadas por una parroquia anfitriona que se compromete en la organización del encuentro y las necesidades del equipo. En este último aspecto de las necesidades del equipo, si la parroquia anfitriona carece de recursos, entonces se aplica el principio de subsidiariedad.

c) La parroquia misionera envía el equipo a misionar al estilo de los primeros discípulos: “…los envió a proclamar el reino de Dios… no tomen nada para el camino… ni pan ni dinero… ni lleven cada uno dos vestidos. Quédense en la casa donde se alojen hasta que se vayan de aquel lugar” (Lucas, Capítulo IX).

El Envío se hace mediante un rito precedido de un micro Retiro que se inicia alrededor de la víspera de la “tanda” para despojarse de la presunción de que se actúa en nombre propio. Es un esfuerzo de equipo en el que personal y comunitariamente prestamos nuestro ser al Señor  y dejamos que sea su Espíritu Santo el que actúe. El Retiro termina cuando acaba la “tanda”.

El comportamiento orante es permanente, esencialmente fundamentado en las lecturas bíblicas indicadas para cada día, procurando participar, además de la Eucaristía dominical, lo más posible durante la semana, especialmente en la proximidad de una “tanda”.

La alegría es un don contagioso que caracteriza al Equipo DIPAR. Algunos expresan su alegría con mayor intensidad externa; otros con más discreción visible, pero todos con la alegría que produce la paz interior

La vocación de servicio es otro don infinito de DIPAR: siempre dispuestos a participar en una “tanda”, no importan las carencias o distancia: siempre atentos a servir a la comunidad y a las personas.

Terminada  “la tanda de fin de semana”, las parejas participantes son  organizadas  en comunidades pequeñas, procurando que vivan en proximidad física, alrededor de su parroquia. Estos grupos  siguen un proceso de crecimiento integral en los valores de la comunidad familiar.

Conviene destacar que DIPAR ha tenido la gracia  de la convergencia de tres representantes de comunidades religiosas distintas que tienen en común la espiritualidad cristiana y, como carisma particular espiritualidad de su congregación.

Creo que estos pasaje del Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, identifica a los religiosos que fundaron DIPAR: Miguel Meliá, MMSSCC:  “Este hombre no ha  venido a que le sirvan , sino a servir y dar su vida en rescate por todos” (Mateo, Capítulo XXVIII)”; Lucas Lafleur, MSC: … “cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: No somos más que unos pobres servidores,  hemos hecho lo que teníamos que hacer” (San Lucas, Capítulo X); Alicia Guerra, Altagraciana: “Para la mayor honra y gloria de Dios”. 

En resumen, al celebrar Navidad, quienes estamos comprometidos con la pastoral familia, debemos tomar en cuenta nuestra cultura nacional inculturada por los valores del humanismo cristiano. Creo que cuatro  pensamientos convergen en una síntesis de pastoral familiar dominica:

Los versos 31 y 32 del capítulo VIII del Evangelio según San Juan contenidos en nuestros símbolos patrios: “Si se mantienen fieles a mi palabra, serán realmente discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.

El Objetivo General del I Plan Nacional de Pastoral: “Impulsar una Evangelización nueva, capaz de transformar al hombre dominicano, para que como pueblo de Dios evangelizado y misionero, sea por el anuncio de Cristo vivo y por el testimonio de vida fermento de una sociedad nueva” 

Objetivo Específico de la Pastoral Familiar del I Plan Nacional de Pastoral: “Educar la familia en los valores humanos y cristianos desde el Evangelio para que descubra y realice su identidad como Iglesia Doméstica y sea fermento de una sociedad nueva”

Pensamiento de Monseñor Pepén, de su libro: “La Nación que Duarte Quiso”: “Que hagamos de la familia una Iglesia; de la Iglesia una familia; de la Patria un altar y de las autoridades que la gobiernan sacerdotes de la dignidad, de la responsabilidad, de la honradez y de la justicia”.

(Publicado en la edición octubre - diciembre de 2012 de la revista "HUMANISMO INTEGRAL")

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