domingo, 30 de diciembre de 2012

DÍA INTERNACIONAL PARA LA TOLERANCIA


E
l período que cubre esta edición de Humanismo Integral, Octubre-Diciembre, es  riquísimo en conmemoraciones nacionales y universales, incluyendo Navidad, la Encarnación de Dios.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), estableció el 16 de Noviembre como “Día Internacional para la Tolerancia.

Usando esta fecha como motivación, escogimos  el valor de la tolerancia como una invitación a la reflexión sobre la situación de violencia que padecemos los dominicanos y, consecuentemente, la necesidad que tenemos de restaurar la paz.

Entendemos la tolerancia como el respeto por los criterios y las acciones ajenas que no compartimos.  Cuando las opiniones son compartidas existe armonía y no hay razón para preocuparse.

LO QUE NO ES LA TOLERANCIA

Primero que todo,  no puede ser nunca manifestación de violencia; pero tampoco es sumisión, pasividad, consentimiento con lo que no se está de acuerdo.


LO QUE ES LA TOLERANCIA

No violencia activa, pacifismo, diálogo, discreción. No hablar de lo que no se sabe, no repetir lo que otros han dicho, jamás callar cuando el silencio induce al error o la mentira.

El valor de la tolerancia tiene su raíz en el respeto a la dignidad de todo ser humano, y parentesco con  la justicia, la equidad, la caridad, y otras variables derivadas de la persona,  cuya práctica produce la paz.

La tolerancia, al igual que todos los valores, tiene su referente en el respeto a la dignidad de todo ser humano, cuyo valor es tan grande que no es posible medir con instrumento material alguno.

Esta dignidad solo se puede entender encarnado un comportamiento que trasciende los sentidos del ver-oír-oler-gustar-palpar. Es  esto  lo que llamamos espiritualidad. En nuestra sección espiritualidad encontraremos un concepto de este valor.

Lo importante es que entendamos que la dignidad es un valor común a toda persona humana independientemente de las formas o categorías particulares: mujer, hombre, niño, joven, adulto, pnegro, mulato, blanco, rico, pobre, instruido, ignorante o cualquier otra forma que se quiera agregar.

Este concepto no solo nos libera de todo prejuicio sino que nos lleva a la eficiencia y la eficacia de toda acción porque nos induce a supeditar todo valor material a las personas  a quienes va dirigido y, por supuesto, dando primacía al bien común sobre los intereses particulares.

JUSTICIA Y TOLERANCIA
J
usticia es el reconocimiento de lo que a cada ser humano corresponde  legítimamente, y, tarde o temprano es tan excelsa en la premiación como severa en la sanción.

En general, la justicia tiene tres variables: conmutativa, distributiva, social.

A nuestro entender, la que está más próxima a la tolerancia es la conmutativa, entendida como el respeto por el compromiso asumido o en función del respeto mutuo, generadora de los valores de deber, derecho y autoridad.

Deber es lo que nos corresponde practicar en función del compromiso; derecho,  lo que somos acreedores a recibir. Estos valores son complementarios y generadores de la autoridad.

La autoridad radica en el reconocimiento de quienes participan de una función al que le toca dirigirla por los valores que encarna, incluyendo la tolerancia y la justicia.

El cumplimiento del deber da fuerza moral y autoridad para el reclamo de los derechos correspondientes; quien incumple su deber, carece de moralidad y autoridad para exigir el derecho que lo reciproca. Más aún, no es lícito reclamar de los demás lo que no se estaría dispuesto a cumplir en condiciones similares

 La equidad es la aproximación entre polos que por su naturaleza tienden a estar en situaciones opuestas, como deberes-derechos; retribuciones máxima-mínima. Una extensa brecha induce al enfrentamiento; la aproximación  favorece la armonía; la tolerancia aleja de la primera y acerca a la segunda.

La caridad es una manifestación de amor que va más allá de la justicia, y, por supuesto, contiene la tolerancia; supone una dinámica de encuentro del que más tiene hacia el más desposeído.

La paz es el fruto de la tolerancia. Supone armonía consigo mismo, con el prójimo, con toda la creación y, por encima de todo, con el CREADOR.

Conviene reiterar  que la paz no es sumisión ni pasividad; es pacifismo o no violencia activa.

A Mahatma Gandhi se le considera una de las personas que con mayor fidelidad ha encarnado el método de la “no violencia activa”. El fue pacifista en el discurso y en el comportamiento, desde el ayuno hasta la práctica de consumir, en parte sus propios productos, y, en general, los de producción nacional.

Una comunicación identifica su discurso: en carta dirigida al virrey de la India en 1922, expresó: “Mi fe personal es cosa que está absolutamente clara. No puedo, intencionalmente, herir a ningún ser vivo, y menos aún a seres humanos, aunque causen el mayor perjuicio a mío o a los míos”.

A nuestro juicio, este método de la “no violencia activa” o pacifismo, lo fundó Jesucristo en su programa de vida del “Sermón de la Montaña”: “Felices los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios”. Y, que, al final de su existencia terrenal, su primera palabra fue un  culto al valor de la tolerancia: “Padre, Perdónalos porque no saben lo que hacen”

ORACIÓN DE LA PAZ
San Francisco de Asís

“Señor, hazme un instrumento de tu Paz;
donde haya odio, siembre yo amor;
donde haya injuria, perdón;
donde haya duda, fe;
donde haya desaliento, esperanza; 
donde haya sobra, luz;
donde haya tristeza, alegría;
donde haya discordia, armonía;
donde haya error, verdad.

¡Oh Divino Maestro!
Concédeme que no busque ser consolado, sino consolar.
Que no busque ser amado, sino amar.
Porque dando es como recibimos.
 Perdonando es como Tú nos perdonas y muriendo en Ti, es como nacemos a la Vida Eterna”.

(Publicado en la edición octubre - diciembre de 2012 de la revista "HUMANISMO INTEGRAL"

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