domingo, 7 de abril de 2013

XX ANIVERSARIO DE LA FHI



F
undada el 27 de febrero de 1993, la Fundación Humanismo Integral, arriba, en este período, a su 20º Aniversario.

Hemos hecho lo que hemos podido hacer, con nuestras limitaciones económicas, pero con la dignidad de haber financiado nuestras actividades con los recursos propios, liberados de toda mediatización y condicionamiento que, normalmente imponen los sectores de poder.

La Revista Humanismo Integral, con las limitaciones técnicas que imponen  las carencias de recursos financieros, estamos seguros de haber cumplido un estilo de difusión y educación en los valores del humanismo cristiano que,  junto al programa de radio  y a los cursos-taller,  han dado a conocer un humanismo cristiano renovado e inculturado en los valores de la sociedad dominicana.

La pedagogía de comunicación  del humanismo cristiano,  a partir de un decálogo de valores inspirados en la dimensión social del Evangelio, con una orientación eminentemente sociológica, constituye una innovación en la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).

La creación de un tipo  de  economía solidaria de comunión y participación,  concebida a partir de una instrucción académica y una práctica,  inspirada en la dimensión social del Evangelio, dinamizada por un Fondo Institucional de Cooperación (FIC) que suscita la participación por efecto de demostración, unidad y colaboración de empleados y empleadores, son criterios de identidad de un nuevo sistema económico.

Los frutos de la FHI no serán cosechados por sus fundadores sino por las generaciones futuras porque son como ciertos árboles maderables o frutales de producción tardía. Todo fundador tiene la firme convicción de que su rol es sembrar y que el cosechar, como la vida misma, no depende del sembrador porque solo Dios sabe el final de su existencia. Pero cada sembrar también cosecha frutos de árboles que no ha sembrado.

El mayor valor del humanismo cristiano, como el de toda doctrina es eminentemente subjetivo y espiritual.

Lo hemos comparado con un árbol frutal que produce exquisitos, abundantes y saludables frutos que   contiene: unas profundas raíces,  que son la espiritualidad cristiana; un fuerte tronco,  que es el compromiso con la  sociedad que asumen sus miembros, encarnando la unidad por  el valor de la justicia; abundantes y sólidas ramas, que son la responsabilidad personal en el cumplimiento del deber; un follaje exuberante, que es la eficacia en la acción; y el fruto, que es el resultado cuya  satisfacción produce un estado de armonía integral que, en definitiva, es la paz personal y comunitaria.

Nos anima la  espiritualidad del humanismo integral, que contiene como principio   metodológico  la primacía del ser,  que nos impulsa a dar pasos ordenados y sucesivos: ser más*producir más* tener más* compartir más*.

Algunos  amigos  de la FHI a veces pasamos largo  tiempo sin vernos, pero tenemos la certeza de que donde realizan sus tareas habituales actúan con la dignidad de quien encarna el humanismo cristiano y su esfuerzo va siempre encaminado a dar primacía al bien común sobre los intereses particulares,  conscientes de que del fruto  producido participan tanto  la comunidad como  cada una de las personas que la integran.

En nuestro comportamiento hemos procurado educarnos y educar para superar las confrontaciones. Más aún, tratar de dialogar y compartir aquellas cosas que nos unen,  dejando de lado las que nos separan, usando el criterio de tolerancia en este sentido: respetar los criterios y las acciones ajenas con las que no estamos de acuerdo, sin renunciar a nuestras firmes convicciones.

Algunos, en estos 20 años, como diría el Padre Lucas, “se han mudado” a la morada celestial. Recordamos a Félix Manuel Cordero, Josefina Estrella de Rodríguez, Luis Eduardo Martínez Espaillat.

Los próximos que se muden, solo Dios lo sabe. Pero  yo  sé que las  nuevas vías del humanismo cristiano que hemos iniciado no se detendrán, porque las lecciones del  Evangelio, enseñada y practicada por su Maestro, son tan eternas como él mismo: “Jesús  Mesías es el mismo hoy que ayer y será el mismo
siempre”. (Hebreos, Capítulo XIII). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.