sábado, 17 de diciembre de 2011

Atención del Conuco - Eligio Híchez Frías

ATENCIÓN DEL  CONUCO
Eligio Híchez Frías

P
or cultura, el agricultor de conuco, selecciona y guarda la semilla para siembra, de las cosechas obtenidas en el mismo conuco o en otro conuco, de otro conuquero relacionado. La selección de la semilla se hace en base a la buena apariencia de los frutos de las mejores plantas en una población de plantas con los mismos caracteres disparejos, crecidas y cosechadas en conucos en innumerables generaciones de cosechas sucesivas, sin registro y sin control.

Cuando se siembra semillas como arroz, habichuelas, guandules, habas, ajíes, tomates, lechugas y todos los cultivos que se reproducen por semillas, no se puede escoger las semillas solo por apariencia, sin registro ni control, como hacen los agricultores de conucos, porque no se sabe la herencia que va a transmitir esa semilla, por proceder de plantas no mejoradas sin ser registradas y cultivadas para usar la producción especialmente como semillas de siembras.

Toda persona, que reproduce plantas por medio de semillas botánicas o mediante el sistema de multiplicación vegetativa como: esquejes (yuca), bejucos o estolones (batata), tallos (caña), tubérculos (papa), bulbos (ajo y cebolla), cepas (guineo y plátano), y muchos otros, debe saber, que las semillas y demás material de siembra actual, proviene de plantas genéticamente mejoradas, que se registran y certifican, para la comercialización con etiquetas o folletos informativos, que dan a conocer su potencial genético y, como, cuando y donde se pueden sembrar.

Producir semillas para la siembra, es una actividad eminentemente técnica, compleja, muy lenta y costosa. Consta de cuatro partes, mejoramiento genético de la semilla en varios ciclos de cultivos, establecimiento de semilla básica en varios ciclos de cultivos, registro de la semilla en varios ciclos de cultivos y certificación de la semilla en varios ciclos de cultivos para la entrega al mercado de semillas, donde la compra el agricultor.

Para asegurar el suministro de semillas certificadas, existen numerosas Empresas productoras de semillas de siembras a nivel mundial, las cuales producen y promueven estas semillas, facilitando las informaciones de las características fitotécnicas  (de las variedades) y agronómicas (de cultivos).

Igual que los conuqueros, los productores dominicanos de agricultura comercial, guardaban las semillas que aparentaban ser mejores para la próxima cosecha y, con el avance de la tecnología agrícola y la creación estatal de programas de producción, multiplicación y distribución de semillas mejoradas en el país,  se han estado incorporando al uso de estas semillas desde mediado de la década de 1960, quedando descuidados y rezagados, los conuqueros.

A principio de la década de 1960, la escuela de agronomía del Instituto Politécnico Loyola, en San Cristóbal, primero con el profesor Andrés Vloeberg, continuado luego por el Profesor Pedro Comalat Rodes, desarrolló actividades técnicas en la producción de semillas mejoradas de maíz y sorgo, además de ensayos de fertilización en caña de azúcar, tabaco, arroz, hortalizas y frutales. Los híbridos de maíz y los sintéticos Loyola fueron de las primeras semillas mejoradas de maíz, llegadas a manos de los productores criollos.

En 1963 se estableció el Centro Dominicano de Investigación Arrocera   (CEDIA) en Juma, Bonao, estación experimental de arroz, con apoyo y asesoramiento de la Misión Técnica Agrícola China-Taiwan, para trabajar específicamente en el mejoramiento de las semillas de arroz para siembra, cuyos resultados, revolucionaron la producción del cultivo, manteniéndose este modelo hasta la fecha, como líder en la agricultura dominicana.

La ley no. 8 del 8 de septiembre de 1965 establece las funciones de la Secretaría de Estado de Agricultura y su Reglamento orgánico del 28 de abril de 1966, ordena su aplicación, resultando así ambas disposiciones, favorables a las investigaciones agrícolas y, por consiguiente, también a los trabajos de mejoramiento de semillas para siembras, de algunos cultivos en el país.

En 1965, se inició también la estación experimental de la caña de azúcar en la División Duquesa del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), desarrollando actividades de investigación para el mejoramiento de las variedades de caña entre los años 1973 y 1986, generando decenas de nuevas variedades más productivas que las existentes en el CEA, de las cuales algunas, se cultivan en países productores de caña en el exterior.

Estos programas de producción, multiplicación y comercialización de semillas mejoradas necesitan de la integración del sector estatal y el sector privado, creándose en 1967, la División de semillas, del Departamento de Investigaciones Agropecuarias de la Secretaría de Estado de Agricultura. El 22 de noviembre de 1971 se creó la ley 231 de semillas, que establece un sistema de producción, procesamiento y comercio de las mismas. El reglamento 271 de esta ley fue emitido el 3 de octubre de 1978.

En el Departamento de investigaciones Agropecuarias estableció trabajos de mejoramiento de semillas de habichuela a partir de 1980, con asiento en la Estación Experimental de Arroyo Loro, San Juan de la Maguana. Esta Estación se rige hoy, bajo la dirección del Instituto de Investigaciones Agropecuarias y forestales (IDIAF), creado por la ley 289 del 14 de agosto de 1985, el cual mantiene dichos trabajos, con muy buenos resultados.

La ley 450-06 del 6 de diciembre del 2006, sobre protección de los derechos del obtentor de variedades vegetales, favorece mucho la inversión del sector privado en estas actividades, las cuales tienen la particularidad ineludible, de que donde se inician, no se pueden paralizar para poder asegurar, el sostenido crecimiento de la productividad del cultivo, con el continuo mejoramiento y mantenimiento de las semillas de siembras.

De esta manera, se inicia la creación de la base de infraestructuras y el marco legal para la producción, multiplicación, certificación y comercialización de las semillas mejoradas que se pueden producir en nuestro país y que son imprescindibles para el desarrollo de nuestra agricultura. Estos antecedentes han sido motivos para que, a partir del año de 1970, el sector privado se motivara y diera inicio a la instalación de varias empresas dominicanas productoras de semillas mejoradas, en cultivos que es factible y, que hoy, operan activamente estos trabajos.

Como se dice, mal de cien años no se cura en un día, por lo que son muchos los obstáculos que impiden a la mayoría de productores agrícolas nacionales usar las semillas mejoradas en los cultivos; desconocimiento, falta de más instrucción, carencia de ofertas de semillas mejoradas, precios muy caros y empaques muy grandes, falta de financiamiento, falta de seguimiento al uso de esta tecnología por parte de autoridades incumbentes del sector agrícola, falta de sostenido apoyo gubernamental a las dependencias oficiales de investigaciones agrícolas y de incentivos a las empresas productoras de semillas mejoradas y otros.

Muchos productores que actualmente compran o consiguen semillas de siembras en dependencias de la Secretaría de Estado de Agricultura, se quejan de la mala calidad del material que reciben, principalmente cuando se trata de cepas de musáceas o de frutales, que no resultan ser las variedades que le vendieron o que le regalaron, creando mala imagen de los técnicos y de la Institución, puesto que esto denota un atraso en la tecnología de uso de semillas mejoradas, que debió haber superado el sector a esta fecha.

Es muy poco el atractivo para el sector privado, incursionar en actividades de producir semillas mejoradas para los conuqueros, por cuya razón, al sector oficial le es inherente asumir esa responsabilidad, en el entendido de que es necesario mejorar la productividad de los conucos, como alternativa de garantizar el aumento de la producción alimentaria que demandan los pobres carentes de suficientes ingresos, para comprar los alimentos de sus familias.

En los conucos se necesitan semillas resistentes a la sequía, resistentes a plagas y enfermedades, con potencial genético de mayor productividad y pureza, semillas de precios y empaques ajustados al nivel económico de los conuqueros, empaques con sellos de registro y control oficial para segura identificación de categoría de mejoramiento tales como; semilla básica, semilla registrada, semilla certificada, semilla híbrida, variedad, cosecha, vencimiento, semilla tratada contra plagas y enfermedades, no aptas para el consumo humano y animal, nativa o importada y color de etiqueta según regulación de reglamento nacional o internacional.

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