sábado, 11 de agosto de 2012

EL MODELO ECONÓMICO DE DANILO MEDINA


Ignacio Miranda

E
n el discurso,  casi todos los candidatos a la Presidencia, en las recién pasadas elecciones, expresaron la necesidad de un cambio de modelo  económico.

Al recibir su certificado como Presidente electo, el licenciado Danilo Medina ha expresó que está capacitado para gobernar aún en la crisis.

Nos alegramos mucho por él, el futuro político de su partido y el país.

Creemos que si quiere puede hacerlo puesto que nuestro país posee excelentes y abundantes recursos,  tan ricos que  solo hace falta dos cosas para gobernar bien: capacidad y honestidad.

Poseemos una riqueza tan grande en  recursos humanos, naturales y aún financieros, que una gerencia eficiente y eficaz puede obtener excelentes resultados a corto, mediano y largo plazo.

Creemos que el actual Presidente ha estado dotado de una capacidad gerencial eficiente, en cuanto ésta se define por su objetividad, expresada de manera cuantitativa, en cifras verificables.

La capacidad gerencial eficaz ha de contener la objetividad, pero dando primacía al carácter subjetivo, poniendo todo en función del bien común.

Perestroika y glasnost, que traducido a nuestro idioma quiere decir cambios estructurales y transparencia, lenguaje muy bien conocido por los marxistas  peledeístas, representa, al mismo tiempo,  lo bueno y lo malo que se ha hecho;  pero sobre todo, lo que se ha debido  hacer, empezando por la transparencia, la austeridad y la honestidad.

El mundo sabe que el autor de la perestroika y el glasnost, Mijail Gorbachov, encarnó esos valores en su máxima expresión, mientras muchos pseudo-revolucionarios  rusos hoy día son multimillonarios.

El país espera del Presidente Danilo Medina un modelo económico humanista, basado en una planificación racional, un comportamiento gerencial de funcionarios capaces y honestos, y, al mismo tiempo, severas sanciones para los corruptos del pasado, del presente y del porvenir, no importa la categoría o el grupo político a que pertenezcan,  a partir del criterio que nos legó el Papa Juan Pablo II en primer viaje a nuestro país y al mundo, en 1979:

“que no haya corrupción; que no haya a quien le sobre mucho,  mientras a otro sin su culpa le falte todo; ….que no haya injusticia ni desigualdad en la impartición de la justicia; que no haya nadie sin amparo de la ley y que la ley ampare a todos por igual”.

REFORMA FISCAL

E
l modelo económico que requiere el país debe comenzar por una reforma fiscal, sobre la cual existen grandes confusiones por la mala práctica que se ha hecho de este término.

Un modelo económico es el fundamento de una política fiscal, variable que,  unida a la política monetaria, conforman la política económica, que,  supone el quehacer del Estado para orientar el uso racional de todos los recursos económicos de la Nación, en función del bien común.

La política fiscal, y su instrumento de práctica que es el presupuesto público, es humanista cuando los ingresos proceden de los que más tienen y se utilizan de manera racional, con sentido de austeridad y equidad entre el gasto y la inversión, para impulsar el desarrollo.

Todos sabemos que el Estado Dominicano posee una estructura económica irracional, tanto en términos legales como  y funcionales.

Creemos que todo el pueblo dominicano es responsable por el bien común nacional y, como tal, debemos cooperar con el Estado para superar la crisis que padecemos. La propuesta que hacemos es nuestra cooperación.

Señalamos algunos criterios que entendemos fundamentales para crear  una estructura funcional y austera, contentiva de las funciones necesarias para poner en marcha el plan de desarrollo que requiere el país.

Partiendo del concepto doctrinal de que el Estado es el rector del bien común, y, cada funcionario gubernamental un gerente al servicio del bienestar colectivo, proponemos una estructura administrativa encabezada de la siguiente manera:

Ministerios: Interior, Relaciones Exteriores, Fuerzas Armadas, Economía, Trabajo, Agropecuario, Industria y Comercio, Educación, Salud, Deporte, Obras Públicas, Desarrollo. Dos Viceministerios, uno técnico y otro administrativo por cada ramo; Y las direcciones generales necesarias para ejecutar  los planes que requiere el desarrollo del país. Esto es aplicable también al servicio exterior.

Cada una de estas funciones debe ser  cubierta por los dominicanos que mejor las encarnen por su instrucción, experiencia y moralidad, a partir de  la descripción de los cargos y un  inventario de los recursos humanos del país, incluyendo la fuga de cerebro que el sectarismo y el simplismo les han hecho abandonar su patria.

Unificar todas las funciones similares en una sola,  y eliminar secretarías sin carteras o cargos con rango de ministro, ayudantías, etc.

Establecer la equidad laboral con una retribución conforme a estos criterios: a) el sueldo mayor será el del Presidente de la República; b) la retribución de los demás funcionarios serán con esta relación al primer mandatario: Ministros,  80%; viceministros, 60%; directores generales, 40%; c) los directores de organismos descentralizados o empresas estatales, tendrán un sueldo máximo de ministro; d) todas las funciones del mismo rango tendrán la misma retribución; e) la equidad se establece con una retribución que no podrá ser mayor de 10 a 1 entre   menor y la más alta; f) los funcionarios tendrán derecho a viáticos y gastos de representación, previa presentación de los comprobantes  que les sirvan de soporte; g) quienes requieran avances para estos gastos, deberán presentar sus comprobantes al regreso, de lo contrario le serán deducidos de sus sueldos.

PLANIFICACIÓN

E
l país cuenta con una gran riqueza en recursos naturales tanto en el suelo como en el subsuelo; lo mismo que con recursos humanos de todas las áreas del saber, incluyendo planificadores globales y municipales. El hecho de que tantas personas se enriquezcan rápidamente, incluso para tener propiedades y dinero en otros países, evidencia de  también contamos con recursos financieros.

Esto significa que nuestro país cuenta con los recursos necesarios para desarrollarse, si bien no hay ninguna razón para rechazar recursos externos que contribuyan  a nuestro desarrollo,  siempre que se regulen  en función del bien común nacional.

El afán por la inversión extranjera es un fanatismo y una ofensa a la identidad nacional. Lo que se requiere es   que todos los agentes económicos del país partamos de este criterio: lo nuestro primero, en  igualdad de condiciones con lo extranjero.

Duarte nos ha legado esta norma: “La Nación Dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás parte integrante de ninguna otra Potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña”.

En cuanto a política fiscal se refiere, la prioridad en la inversión, sin descuidar ningún otro sector, debe orientarse fundamentalmente  al desarrollo agropecuario y agroindustrial, con una concepción de sostenibilidad que incluye la preservación del medio ambiente.

Con las riquezas que poseemos  en recursos humanos y naturales, podemos alcanzar los siguientes objetivos partiendo de que el fin de la economía es satisfacer las necesidades humanas, a) abastecer el mercado interno de alimentos sanos; b) suplir de insumos la agroindustria; b) producir excedentes exportables agrícolas y agroindustriales; c) generar divisas lícitas; d) importar bienes de capital y otros de consumo que, por razones de costos comparativos no estemos en capacidad de producir en el país.

Esta reforma  fiscal sería parte de lo que nunca se ha hecho: elevar la calidad de vida de todos los dominicanos, reduciendo los impuestos al consumo, incrementando la inversión, reduciendo gastos superfluos, valorando la justicia y la equidad, y sentado las bases de la superación de la violencia y su conversión a la paz, encaminándonos a un modelo económico humanista.  

(Editorial de la revista "Humanismo Integral" abril - junio de 2012) 

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