Ignacio Miranda
E
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l fin legítimo de la economía es satisfacer las
necesidades reales de todos los seres humanos. Para que sea solidaria se
requiere un comportamiento de esfuerzo
personal y cooperación comunitaria.
La economía solidaria no es una expresión. Se trata de un
sistema, unos valores, unos principios, una estructura empresarial, un estilo
de vida.
La comunidad familiar es el fundamento de la sociedad y,
por extensión, la unidad básica del agente consumidor. Fomentar hogares
sólidamente constituidos, conduce al fortalecimiento económico, social,
cultural y espiritual, y, consecuentemente,
al desarrollo integral.
Percibimos que sectores muy poderosos, mediante un
realismo pragmático, por diversos medios del arte y la comunicación actúan contra el establecimiento
de hogares sólidamente constituidos, con cuyo comportamiento masifican la
sociedad para manipularla en favor de intereses económicos y de otra naturaleza.
El ejemplo de la familia de Jesucristo, incluyendo su
padre José y su madre María, contiene una serie de valores de los cuales, al
margen de la fe que se profese, nos sirven de modelo de hogar en el que viva
con la mayor calidad de vida, con limitaciones de recursos materiales porque se
usan con austeridad y se vive con la mayor dignidad, alejada de los vicios,
encarnando los valores del humanismo cristiano.
ANTECEDENTES DE
NAVIDAD
En términos de sociología cristiana hay dos pasos que
anteceden a Navidad. El primero es la Anunciación del Mensajero de Dios que
comunica a María que será la madre del Salvador; y el segundo, es Visitación, que se trata del encuentro entre
María y su prima Isabel.
Este encuentro no solo es de María con Isabel sino también
de Juan Bautista con Jesús. A propósito del tiempo presente, si una de las dos
o ambas, hubiera decidido abortar, ¿Qué hubiera sido de la Redención?.
El Magnificat, canto de María en este encuentro, indicado
en el Capítulo I, del Evangelio según San Lucas, contiene unas líneas de
economía solidaria:
1) “María dijo: Mi alma canta la grandeza del Señor/, mi espíritu festeja a
Dios, mi Salvador… /Su misericordia con sus fieles se extiende de generación en
generación…/Despliega la fuerza de su brazo, dispersa a los soberbios en sus
planes,/ derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes, /colma de
bienes a los hambrientos y despide vacío a los ricos”
Alegría, humildad, equidad, alta calidad de vida, son valores
específicos de la economía solidaria que aparecen en este mensaje. A esto hay
que agregar, el valor de la solidaridad, y, más aún, de la subsidiariedad, que conlleva
la visita de la joven María a la anciana Isabel
NAVIDAD
Siguiendo con los
criterios sociológicos, Navidad contiene un motivo previo: José manifiesta su
patriotismo, al desplazarse de Nazaret a Belén para cumplir con el censo como
descendiente del Rey David.
Durante el empadronamiento, a María le llegó la hora del
parto y no encontrando alojamiento en
la posada, tuvo que dar a luz a Jesús en un establo y acostarlo en un
pesebre. Quiere decir que Navidad y
austeridad vienen a ser términos equivalentes.
Jesús, en el orden
humano descendiente de la Casa de David; y en el divino, el hijo de
Dios, no nació en un centro médico famoso sino establo; y no
se meció en una cuna de oro, sino que fue acostado en un pesebre; la austeridad
combina la mayor humildad material con la más elevada nobleza humana.
Y toda su vida fue así, no buscando “ser servido sino
servir”, con razón señala San Pablo en su carta a los filipenses:
“Entre ustedes tengan la misma actitud del Mesías Jesús:
El, a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al
contrario se despojó de su rango”.
Y todos los evangelistas nos
hablan de su sentido de la austeridad en la parábola de la multiplicación de
los panes, en tres fases tan cortas como profundas: “comieron todos hasta
quedar satisfechos… recogieron los trozos sobrantes… que nada se eche a
perder”.
Y el Capítulo IV del libro de los Hechos de los
Apóstoles, nos revela que los primeros
discípulos, antes aún de llamarse cristianos, ya practicaban la economía
solidaria:
“En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo
mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía…
eran muy bien mirados porque entre ellos ninguno pasaba necesidad”.
Y la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), como expresión
de la dimensión social del Evangelio, desde las primeras comunidades hasta
nuestros días ha seguido un proceso dinámico de renovación en busca de elevar
la calidad de vida de todos los seres humanos.
Esto no nos lleva a ignorar lo que señala, Jacques
Maritain, uno de los más dignos representantes del humanismo cristiano, en su
libro con este mismo título, en quien nos apoyamos:
“por culpa de un mundo cristiano infiel a sus principios
se encuentra un profundo resentimiento contra el mundo cristiano; y no solo
contra él, sino también (y ahí está la
tragedia) contra el mismo cristianismo
que, trascendiendo del mundo
cristiano, no debería ser confundido con
él”.
A pesar de lo dicho por Maritain, siempre ha habido
manifestaciones restauradoras. El Papa Francisco ha propuesto una conversión de
la cultura del desperdicio a la economía solidaria.
Lo expresado más arriba debe dar a entender que la riqueza basada en la economía solidaria,
finca sus raíces más profundas en la dimensión social del Evangelio.
Una línea fundamental de la espiritualidad de la economía
solidaria es la laboriosidad del trabajo.
San Pablo, en diversas ocasiones, no solo insistió en la laboriosidad del trabajo sino que la
ejemplificó con su testimonio de vida. Y hasta hoy la DSI ha valorado tanto el
trabajo que el Papa Juan Pablo II no solo dedicó su primera encíclica a
destacar la dignidad del esfuerzo humano, sino que una de sus líneas
fundamentales es la espiritualidad laboral.
La economía solidaria es un sistema, una doctrina, una
empresa, un estilo de vida fundamentado en el esfuerzo personal y la
cooperación comunitaria, con el objetivo de elevar la calidad de vida de las
personas y de la comunidad, valorando la
equidad integral.
EN SÍNTESIS:
¿Qué es una
cooperativa?
- Es un tipo de economía solidaria
organizada en una empresa
socio-económica, sin fines de
lucro, que tiene como
fin elevar el nivel de vida de
todos sus asociados, mediante el esfuerzo personal y la cooperación
comunitaria.
¿Qué se requiere para ser socio?
- a) Ahorrar.
- b) Educación integral para que
cada socio conozca sus derechos y
deberes y los de sus compañeros.
¿Cuáles son los
tipos de ahorros?
- a) ahorro sistemático que consiste en ahorrar siempre la misma suma,
de manera permanente, para participar en
la propiedad de la cooperativa.
- b) Depósito, es un ahorro eventual que el socio puede aumentar o
disminuir cuantas veces lo desee.
¿Por qué hacerse
socio de una cooperativa?
- a) Para vivir mejor
- b) Elevar constantemente la
calidad de vida.
- c) Poseer una propiedad.
- c) Practicar la solidaridad.
¿Para qué conviene
tomar un préstamo?
- a) Para crear una empresa que
aumente sus ingresos.
- b) Para comprar o reparar una
casa con lo cual se aumenta el valor de la propiedad.
- c) Para saldar una deuda usurera
cuando existe la clara convicción de que con ello se aumenta el ingreso y no se
caerá nuevamente en el error
¿Cuáles son los
enemigos del bienestar?
- a) El “fiao”
- b) El préstamo
- c) El juego de azar
- d) Los vicios,
- e) La falta de un presupuesto
detallado de ingresos, gastos y ahorro.
¿Qué se requiere
para tomar un préstamo?
- a) Ser socio, por lo menos por un
año.
- b) No tener ninguna deuda con la
cooperativa.
- c) Garantía de un socio hasta el
monto libre de gravamen.
- d) En casos de inversión, podría
aceptarse una garantía inmobiliaria.
¿Cuáles son los
tipos de cooperativa que se pueden formar?
- a) Cualquier empresa sin fines de
lucro que su capital proceda de la inversión de los socios.
- b) Toda cooperativa debe tener
por lo menos dos programas: ahorro-inversión; y consumo, porque son los medios
que garantizan alto nivel de vida para todos.
¿Existen otros tipos
de economía solidaria además de las cooperativas?
- Son muy diversos los tipos de
economía solidaria conocidos y más aún los que se pueden organizar. Lo esencial
consiste en el compromiso con la práctica de los valores de la solidaridad,
austeridad, ahorro, laboriosidad,
equidad.
- Para la mediana empresa de
autogestión, recomendamos la economía de comunión, cuya esencia consiste en
distribuir los beneficios en tres direcciones: el autofinanciamiento de la
propia empresa, con lo cual reduciría sus costos al no necesitar del
financiamiento capitalista; en segundo lugar, la educación en los valores del
humanismo cristiano; y, la asistencia social a quienes a personas con carencias
para un nivel de vida digno.
- Los grupos sin fines de lucro,
especialmente los religiosos, podrían
realizar sus programas de acción social, organizando pequeñas empresas creadoras de productos
sanos y distribuirlos a precio solidario o haciendo obras de caridad. En
cualquier caso, en la medida en que se multiplique este comportamiento la
especulación capitalista se reduciría y el poder adquisitivo se elevaría.
RECORDEMOS SIEMPRE: El cooperativismo es un sistema
económico solidario que enriquece a todos y no
empobrece a nadie, si se practican sus valores normas y principios.
(Artículo publicado en la edición Octubre - Diciembre de la Revista "Humanismo Integral")
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