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N EL ORDEN SOCIAL, ponemos en primer orden, estos
titulares: “Policía Confirma Coronel
Liriano Formaba Parte de Red Sicariatos que Mató Copelín”. “Visitantes a Cementerios están Indignados
Actos Vandálicos”: “Encuesta Revela 79% de los Envejecientes
son Maltratados”. “La Industria del Sicariato
Experimenta Auge en RD”. “Seis
Personas fueron Asesinadas durante fin
la Semana Pasado”. “Hasta un 80% del Cáncer de Mama se Cura
Previo a la Cirugía”. “Cardiólogo Advierte Sobre el Uso Abusivo
de la Tecnología”. “Ligia Amada Dice 90% de Docentes Tienen
Deficiencias en las Aulas”: “Hija se
Mata tras Suicidio de su Madre “Muerte
Gastroenterólogo Jordi Brossa Genera Pesar Médicos”(ejerció medicina por 65
años). Aseguran el 10% de Medicinas son Falsas” “Dengue Causa 90 Muertes”. “Violenta Huelga en Cibao Deja Tres Muertos
y Siete Heridos”. “Educa Aboga por
Traer de Fuera Especialistas para Formar Educadores”. “Cuba Ayudaría a Bajar Embarazos”. “Organizaciones Herrera Abrazan
Sueño de Mayor Equidad Social
Los titulares que anteceden, muchos otros, son reveladores de un estado de
deshumanización revelador de un alto nivel de irrespeto por la vida que se
traduce, particularmente, en
narcotráfico, homicidio, maltrato a los
indefensos, violencia, crisis de la salud, la educación, y de la identidad
nacional.
EL NARCOTRÁFICO, expresa aquí, como en otras ocasiones,
que enraíza su poder, principalmente, en la corrupción, la deshonestidad, la
complicidad de funcionarios públicos y privados, en la permisibilidad, la
impunidad; aunque, también, en la injusticia, la inequidad, y el facilismo que
induce a buscar dinero, en abundancia,
por la vía más fácil y rápida,
aún sacrificando lo más valioso que es la dignidad humana.
Ese mismo facilismo es el que induce a no tener resto ni siquiera por los difuntos, profanando el
“campo santo”. De igual modo, la venta de medicina vencidas o la crisis de la
medicina, en la que muchas personas en
diferentes áreas están más interesadas en hacer de ella un negocio lucrativo que en salvar vidas
humanas.
LA EDUCACIÓN
Se han hecho publicaciones en el sentido de traer
educadores extranjeros para enseñar a profesores dominicanos. Particularmente
se ha comunicado la posibilidad de que se eduque para el control de la
natalidad.
El control de la natalidad es una concepción malthusiana del
siglo XVIII que sostenía el pesimismo que la producción pudiera ser suficiente
para alimentar a los seres humanos dada
la tendencia del producto a crecer en progresión aritmética y la población
hacerlo en progresión geométrica.
Nadie en su sano juicio aceptaría esa teoría, dada la
capacidad tecnológica que caracteriza los tiempos modernos.
El mal está en la primacía que se da al dinero sobre la
producción laboriosa y la inequidad en el reparto del producto.
El control de la
natalidad, sobre
todo cuando incluye el aborto, es no
sólo un comportamiento inhumano, sino también antieconómico, porque quienes
nacen ahora tienen una mayor proclividad a la capacitación para la producción,
como la posee la generación actual respecto a la época en vivió Robert Malthus.
La educación integral, supone instrucción, experiencia,
comportamiento moral, actualización, que, en el uso del método
ver-juzgar-actuar, se nos enseño la necesidad de “aprender, desaprender y
reaprender”.
Nominalmente, el
Ministerio de Educación, tiene la asignatura: “Educación Integral” que, además
le agrega: Humana y Religiosa”, que, a mi entender, es una redundancia, porque la integralidad lo
contiene todo. Lo que hace falta es una programación integral, con lo que la
educación media exige.
Lo que se requiere
es que la asignatura esté acompañada del programa contentivo de la metodología
y la bibliografía que corresponden a los límites de la educación media.
Se requiere, además,
que el Gobierno ponga en práctica un inventario de los recursos humanos,
en este caso, del ámbito educativo, en vez de estar buscando en el extranjero
lo que tenemos a nivel nacional, con mayor cualificación.
La educación integral es el mejor antídoto contra todo
tipo de violencia, incluyendo el manejo imprudente y temerario de conductores
que atentan contra la vida de ellos mismos, de otros choferes y de peatones,
que dejan personas inocentes en la orfandad y enlutadas.
La proliferación de armas de fuego, cuya responsabilidad
corresponde al Estado también es un instrumento de violencia y causa de
muertes.
La educación integral vale para todo tiempo y lugar. En
esta época y aquí´, con mayor urgencia,
porque a pesar de una cultura cimentada sobre los valores de la libertad, la
verdad, el humanismo cristiano, la democracia, la independencia, la soberanía,
siempre nos ha acompañado la práctica de de los antivalores de la opresión, la
mentira, el aguaje, la adulación, el fariseísmo, la dictadura, la injusticia, la inequidad.
Frecuentemente se habla de los post-grado y los doctores.
Comparto con nuestros lectores lo que, basándome en mi experiencia personal, he
comunicado en diversas ocasiones: Doy
primacía a la biografía sobre el currículo, porque el primero significa lo que
realmente se es, y el segundo, lo que aparentemente se tiene. En otras
palabras, doy primacía al ser sobre el tener.
La biografía, el ser, en educación, representa el saber
integral; el currículo, el listado de
los títulos obtenidos y los cargos ocupados, que, no siempre las personas que
los poseen son acreedoras al saber y al
digno desempeño de las funciones que han ocupado.
Estoy convencido, que un inventario integral de recursos
humanos nacionales, hecho sin sectarismo ni prejuicio, sería un testimonio de
que nuestro país posee todo lo que requiere para alcanzar su desarrollo
integral.
Lamentablemente, ese sectarismo y la rivalidad
interna, nos ha hecho sobrepasar los
límites de la acogida y apertura, y caer en la adulación de lo extraño y el
menosprecio a lo nacional.
Es importante que quienes se inclinan por traer recursos
humanos extranjeros, sobre todo en materia educativa, caigan en la cuenta de
que la educación es una expresión cultural que requiere no solo el conocimiento
sino también el compromiso con los valores de la identidad nacional.
Más aún, no me cansaré de expresar que la educación en
valores va más allá de un discurso. Requiere afincarse en sólidos
principios, y que quienes ejerzan la
función, encarnen esos valores para que
produzcan resultados abundantes y de calidad.
Insisto: valor es
un discurso que expresa la esencia o identidad de cada ser concreto o
abstracto; principio es la raíz que norma el comportamiento; virtud, la
práctica de los valores y principios.
Los recursos monetarios para la educación, de que tanto
se habla, son importantes, pero no determinantes.
La práctica de los valores de la convivencia social debe
enraizarse en el hogar, la escuela y los comunicadores, incluyendo maestros y
medios masivos.
La Encíclica Centesimus annus, nos comunica, en su número
39, una rica enseñanza:
“La primera estructura fundamental a favor de la
“ecología humana” es la familia, en cuyo
seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende
que quiere decir amar y ser amado, y por consiguiente que quiere decir en
concreto ser persona”.
En lo que a los maestros se refiere, el libro Santo
Domingo, que resume el IV Encuentro de los Obispos latinoamericanos, celebrado
en nuestro país, en octubre de 1992, con motivo de los 500 años del
Descubrimiento y la Evangelización del Nuevo Mundo, nos enseña:
Número 263: La educción es la asimilación de la cultura”.
265: “Ningún maestro educa sin saber para qué educa y hacia donde educa. Hay un
proyecto de hombre encerrado en todo proyecto educativo; y este proyecto vale o
no según construya o destruya al educando”.
En cuanto a los medios de comunicación masivos, y, por
supuesto los comunicadores en esos medios, la validez de su trabajo consiste en
comunicar, objetivamente, valores.
Es contrario a la ética de la comunicación social,
comunicar antivalores en el discurso, imágenes o gestos, con el pretexto de una
libertad de prensa, mal entendida. Creo que la libertad sin racionalidad, y
mucho más si calumnia y destruye, es animalidad, pues son los animales los que
hacen lo quieren sin tomar en cuenta a sus semejantes. Y el Estado como rector
del bien común está en el deber de sancionar a quienes irrespeten estos
criterios de la sana convivencia social.
La esperanza cierta
que debe animarnos y motivarnos a actuar, es que por más antivalores que aparezcan, siempre
serán males efímeros, porque de las raíces de los valores que forjaron nuestra
independencia, a lo largo de nuestra historia, siempre han brotado,
y siguen brotando, retoños restauradores. Si somos observadores,
percibiremos que por dondequiera surgente signos de esperanza. En los titulares
de periódicos que presentamos hay numerosos ejemplos, uno de ellos es el último
que aparece al final de los indicados en el análisis social, encarnados en
“organizaciones de Herrera”.
(Artículo publicado en la edición Octubre - Diciembre de
la Revista "Humanismo Integral")
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