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rracionalidad
del manejo presupuestario, el comportamiento de funcionarios en relación con la
declaración de sus bienes, inequidad laboral, corrupción administrativa,
inadecuado endeudamiento, el financiamiento a los partidos políticos, son temas
políticos que ameritan una profunda reflexión para superar la conocida
expresión: “más de lo mismo”; a lo que se requiere agregar: “los versos de la
canción popular: “por eso estamos como estamos/por eso nunca progresamos”, por
supuesto concibiéndolo en función del bien común.
La
irracionalidad, reveladora de una pobreza de criterio presupuestario, es muy
grande y de diversa naturaleza.
Algunas de las
noticias que sobresalen en las informaciones de los medios de comunicación
revelan: impuntualidad en los pagos
de compromiso del pago de cuotas a
organismos internacionales; uso extralimitado del gasto público; exceso de pensiones en comparación con la
inequidad en los sueldos de los trabajadores del Estado; los jubilados del sector público desamparados
del seguro de salud, para poner algunos ejemplos.
La resistencia de funcionarios públicos a presentar
las declaraciones juradas de sus bienes, la inequidad en los sueldos de los
empleados estatales, los privilegios usados con recursos del presupuesto
público, son tipos de corrupción que solo se diferencian en la forma.
El
financiamiento de los partidos políticos, pudo haber sido una forma más equitativa, racional y honesta, que la
usada en el pasado con las “exoneraciones” que luego eran vendidas.
Muchos de estos
grupos no deberían estar reconocidos, porque nada aportan al sistema
democrático sino que su estatus obedece al comportamiento de sus dirigentes de
girar en torno a prebendas del partido con mayor probabilidad de capturar el
Estado. Y ninguno merece ser valorado como democrático.
Desde los
tiempos aristotélicos, hasta nuestros días, la esencia de la democracia
consiste en que la autoridad reside en el pueblo que la delega en el grupo político que en una
determinada coyuntura entiende que mejor podría representarlo
La democracia es
un estilo de vida fundamentado el valor de la libertad encarnada en dirigentes
con un comportamiento de personas libres y liberadoras que hacen de los
partidos que dirigen una escuela que constituye una dialéctica magisterio-discipulado
con horizontes de eternidad.
Lamentablemente,
no percibimos a ningún dirigente que encarne el valor de la democracia, ni
siquiera al interior de su propio partido. Todo es una negociación entre
supuestos poderes.
La corrupción lo
ha acomodo todo, incluyendo la Constitución y las leyes, a los intereses particulares, contra los ciudadanos a quienes se les obliga
sutilmente a financiar a grupos políticos que son de su simpatía.
La FHI procura
contribuir en la formación de un liderato que augure un futuro verdaderamente
democrático que encarne una política como la soñó el Padre de la Patria, Juan
Pablo Duarte: “La política no es una especulación; es la ciencia más pura y la
más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.
(IDEARIO DE DUARTE, compilado por Vetilio Alfau Durán).
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