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a revista
Humanismo Integral tomó la celebración del Bicentenario del Natalicio del Padre
de la Patria, Juan Pablo Duarte, valorándolo como el humanista cristiano que
es, asumiéndolo como el IV Jubileo de su existencia temporal.
El Jubileo se
celebra partir del 49º año para cumplir
en la fecha correspondiente en que se cumple el cincuentenario. Animados por
esta razón comenzamos la celebración del bicentenario con la edición del primer
trimestre del 2012. Con este número concluimos nuestra celebración en honor del
Padre de la Patria.
En este artículo queremos destacar el valor de la
libertad encarnado en Juan Pablo Duarte.
Educación en
valores es una frase escuchada frecuentemente. Sin embargo, la superficialidad
que caracteriza esta época, pocas veces nos permite profundizar en el criterio
pronunciado.
Hemos dicho en
diversas ocasiones que lo que para profundizar en el contenido de un valor es
necesario penetrar más allá de los sentidos del ver-oaír-oler-guistar-palpar,
para penetrar en lo intangible y, en
definitiva, ahí está la raíz de la espiritualidad.
Para comprender
el criterio de la libertad que encarna
Juan Pablo Duarte, hace falta asumirla en diversas variables: valor, principio,
virtud, espiritualidad.
Entendemos por
el valor de la libertad la cualidad
esencial de la dignidad de todo ser humano, sin distinción de categoría de ningún
género.
Ese valor de la libertad se convierte en principio
cuando establecemos normativas para asumir un comportamiento de persona libre y
liberadora, exigibles por igual para todo miembro de la comunidad.
La libertad
produce su fruto cuando es asumida como virtud mediante la cual los miembros de
la comunidad la convierten en practican
cotidiana como expresión de valor y
principio culturales.
Es obvio que
este comportamiento nos lleva a la espiritualidad de la libertad que supone
encarnarla como manifestación existencial.
En nuestra
cultura cristiana, la libertad supone un permanente compromiso con la dimensión
social del Evangelio.
El Juramento
Trinitario, los símbolos patrios, el Himno Nacional, en definitiva el Ideario
Duartiano contiene la libertad como valor, principio, virtud y espiritualidad.
Más aún, Duarte es modelo de persona libre y liberadora, cuyo comportamiento
ejemplificó con su estilo de vida.
El Mensaje de la
Conferencia Episcopal como motivo del Día de la Independencia, titulado: “En el
Bicentenario de Juan Pablo Duarte Renovemos Nuestros Ideales”, en 16 capítulos
y 83 números nos invitan a honrar a Duarte asumiendo el comportamiento que él
asumiría hoy para restaurar qué el nos dio, hoy mediatizada por diversas formas
de opresión.
Presentamos a
continuación algunas cápsulas del Mensaje, esperando que sirva de aperitivo a
nuestros lectores que no la conocen y de medio de reflexión para todos:
“Como Duarte, todo el que quiera
salir triunfante en un proceso de liberación, ha de llevar consigo, como a un
amigo, al sacrificio y la austeridad. Son los medios más eficaces en momentos
de crisis morales, económicas y sociales para subsanar los errores pasados”.
“Esforcémonos todos en pisar las
huellas de nuestro Fundador, viviendo según los valores cívicos vividos y
defendidos por él, como son: el orgullo de ser dominicano; la lucha por
mantener la independencia de la República aunque cueste la vida, el servicio a
la Patria con alma, vida y corazón, la actitud democrática, la defensa y el
cumplimiento de la ley, y, el constante esfuerzo por la conquista del bien
común”.
“Vivamos según los valores
trascendentes del Espíritu que motivaron a Duarte para darnos el legado de
República Dominicana, tales como la fe en la Santísima Trinidad, modelo de
comunión; el espíritu de superación; la libertad y el honor; la austeridad y el
sacrificio; la honradez, la honestidad y la transparencia en el manejo de los
asuntos públicos; la gratitud y el sentido de justicia; la humildad y capacidad
de sufrimiento; y sobre todo, la perseverancia en los principios éticos y
morales”.
“Hoy más que nunca se requiere de
hombres y mujeres probos en las virtudes morales, con capacidad de sacrificio y
de renuncia para sacar adelante la Nación; para contrarrestar la vida fácil,
fruto del dinero mal habido; para contrarrestar el narcotráfico, el hedonismo y
los vicios en los que se encuentra inmersa nuestra sociedad”.
“Hoy más que nunca se requiere de
la templanza y el heroísmo duartiano para construir la paz anhelada y erradicar
el espíritu de violencia y de agresividad con que se manejan muchos
dominicanos”.
“En este tiempo en el que se ha
ido perdiendo en gran medida el respeto a lo ajeno, se requiere como nunca para
el buen manejo del patrimonio familiar, empresarial, comunitario, y sobre todo,
del patrimonio estatal, de la honradez, pulcritud y transparencia que tuvo el
Padre de la Patria”.
“Siguiendo el espíritu de
independencia nacional y el ideal de la Patria soñada por Duarte, se requiere
que los hombres y mujeres, representantes del poder ejecutivo, legislativo y
judicial, a cuya responsabilidad le corresponde guiar los destinos de la
Nación, actúen con la suficiente voluntad política para defender el patrimonio
nacional, especialmente los recursos naturales y el ecosistema, frente a
inversionistas extranjeros o nacionales que atenten contra éste de manera
indiscriminada y en perjuicio del bien común”.
“Se requiere también de los
ideales de Duarte para actuar con la suficiente voluntad política y establecer
un ordenamiento jurídico justo que regule el sistema de partidos políticos, y
la política partidista deje de ser una empresa lucrativa de avivatos y se
convierta en lo que verdaderamente debe ser, un servicio a la Nación en procura
del bien común”.
“Se requiere de la mística
espiritual de Duarte, para actuar con la suficiente voluntad política y ordenar
el sistema de seguridad ciudadana, limpiar de la corrupción y de la complicidad
con el narcotráfico y la delincuencia, a nuestras fuerzas armadas y policía
nacional; para formar a hombres y mujeres patrióticos que desempeñen esas
funciones y para que el mismo Estado les garantice una remuneración justa y les
asegure una vida digna para ellos y para sus hijos”.
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