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a Dinámica de Parejas (DIPAR) celebró sus tres décadas a
la educación en valores a partir de la familia.
Los esposos Maritza Checo y Andrés (Papo) Aquino
produjeron un excelente trabajo que fue publicado en la edición de la revista Amigo
del Hogar del mes de Noviembre, titulado: “DINÁMICA DE PAREJAS: 30 Años de
Servicio a las Parejas y a las Familias”.
Recomendamos a nuestros lectores conocer y difundir este
trabajo tan informativo como formativo para el fortalecimiento de los hogares.
De nuestra parte, hacemos provecho de la ocasión para
reiterar algunos criterios sobre la pastoral familiar, en general, y acerca del
carisma particular de DIPAR.
PASTORAL FA MILIAR
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l objetivo fundamental de de todo grupo o comunidad
dedicada a la pastoral familiar, como acción
eclesial, es contribuir a la creación de hogares sólidamente constituidos.
La cultura nacional es un
elemento constitutivo de la Iglesia local. Pero también lo son los valores
doctrinales de la fe. De ahí el concepto de la inculturación del Evangelio que,
en nuestro caso es la Buena Noticia de Jesucristo.
La organización La
Trinitaria, fundada para promover nuestra independencia, su Juramento y los
símbolos patrios, son evidencia que nuestra identidad dominicana nace
inculturada por cristianismo.
Los agentes de Pastoral
Familiar dominicanos debemos encarnar un comportamiento al estilo de vida de de
Jesucristo, insertando al comportamiento dominicano los valores del Evangelio.
Cuando alguien nos diga los
dominicanos somos déspotas, adulones, idólatras del poder, infieles, consumistas, mentirosos, presumidos, fariseos,
violentos, debemos encarnar las
respuestas: Cristo representa los valores de libertad, adorador solo de
Dios, verdad, fidelidad, austeridad,
humildad, paz. Y por lo tanto, los dominicanos cristianos somos: libres y liberadores, amamos a Dios
sobre todas las cosas, auténticos, fieles, austeros, humildes, pacifistas.
Y cuando se nos diga que
estamos atrasados porque no damos primacía la tecnología sobre el saber
integral, respondamos que los medios deben estar siempre en función y en
proporción al fin.
Lo dicho anteriormente,
significa que debemos humanizar la tecnología en vez de mecanizar a las
personas, evitando dejarse condicionar por las máquinas por modernas que éstas
sean.
La Palabra de Dios siempre
trae respuestas al mayor de los avances tecnológicos. Como afirmó el Papa Juan
Pablo II, la evangelización debe ser: “nueva en sus métodos, su ardor y su
expresión, pero como dice la Escritura:
“Acuérdense de quienes los
dirigían, ellos les trasmitieron la Palabra de Dios; miren cómo acabaron sus
vidas e imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos”
(Hebreos XIII).
“Conozco tus obras, tus
fatigas, tu paciencia, que no toleras a los malvados, que has sometido a
pruebas a los que se dicen apóstoles sin serlo y has comprobado que son falsos;
has soportado y aguantado por mi causa sin desfallecer. Pero tengo algo contra
ti: que has abandonado tu amor del principio. Fíjate de dónde has caído,
arrepiéntete y haz las obras del principio” (Apocalipsis, Capítulo II).
Nuestra cultura cristiana nos exige una actitud a imitación de Jesucristo, conociendo su vida
desde su Anunciación.
Celebrar la Navidad
es conmemorar el nacimiento de Jesucristo cuyo proceso comienza con la
Anunciación, continúa por la visitación, luego el Nacimiento y finalmente la
adoración.
En los Capítulos I
y II del Evangelio según San Lucas, encontramos una enseñanza que resume estas etapas, que, no solo es un
modelo histórico de familia, sino que, también
sería un excelente antídoto a los
males personales y sociales que nos afectan hoy
día:
“El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la
familia de David; la virgen se llamaba María…. El ángel le dijo:…concebirás y
darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús…. También tu pariente Isabel ha
concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses.
Pues nada es imposible para Dios”.
“Dijo María: Mi alma canta la grandeza del Señor,/ y mi
espíritu festeja a Dios mi Salvador…./Su
misericordia con sus fieles se extiende de generación en generación ./
Despliega la fuerza de su brazo,/ dispersa a los soberbios en sus planes,/
derriba del trono a los poderosos / y eleva a los humildes, / colma de bienes a
los hambrientos/ y despide vacíos a los ricos”
“…se promulgó un
decreto del emperador Augusto que ordenaba a todo el mundo inscribirse en
un censo… José subió de Nazaret, ciudad
de Galilea, a la Ciudad de David, llamada Belén… a inscribirse con María…
Estando ellos allí, le llegó la hora del
parto y dio a luz su hijo… lo acostó en
un pesebre, porque no había encontrado sitio en la posada”.
“Había unos pastores en la zona que cuidaban por turno
los rebaños a la intemperie. Un ángel del Señor se les presentó… El ángel les
dijo: ...les doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy
les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor… Al ángel,
en ese momento, se le junto otra gran cantidad de ángeles, que alababan a Dios
diciendo: ¡Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres amados por
él”.
De estos cuatro pasajes bíblicos podemos deducir los
valores familiares y personales de esta comunidad familiar integrada por José,
María y Jesús.
Nobleza es un valor de esta comunidad familiar que lleva
el sello de la integralidad: origen familiar, espiritualidad, oración
contemplativa.
José es modelo que encarna valores
fundamentales de la comunidad familiar y social como responsabilidad,
patriotismo, abnegación, que están expresamente indicados en el Evangelio de
Lucas. A los que el evangelista San Mateo agrega los valores tolerancias,
discreción, humanidad, solidaridad, respeto, en el Capítulo I de su Evangelio:
“Así nació Jesús el Mecías: María, su madre, estaba
prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por
obra del Espíritu Santo. Su esposo José, que era hombre recto, y no quería
manchar su fama, decidió romper con ella en secreto”.
María se la conoce como una mujer
sencilla, servicial, solidaria. En los versos con que se manifiesta la
Visitación que, en el canto de alabanza a Dios, también hay una expresión de espiritualidad de la valentía
Jesús, de origen doblemente real,
realeza divina y humana, desde su nacimiento expresa los valores de humildad,
austeridad, apertura, acogida. No procura reconocimiento, pero tampoco los
rechaza.
En adición a los pasajes citados, San Pablo, en el
Capítulo II de su Carta a los Filipenses,
nos enseña:
“Entre ustedes tengan la misma actitud del Mesías Jesús:
Él, a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al
contrario, se despojó de su rango”.
IDENTIDAD DIPAR
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l carisma de Dinámica de Parejas (DIPAR) consiste en su
apertura incondicional, su vínculo parroquial, su comportamiento orante, la
alegría, la disponibilidad servicial,
integración de comunidades.
Lo que comunicamos
aquí son reiteraciones. Lo hacemos más bien “cumpliendo una promesa”.
La apertura
incondicional de DIPAR consiste en que el llamado a participar en una “tanda de
dinámica”, la única condición que se pone, por razones obvias de la naturaleza del
programa, es que sean hombre y mujer que viven bajo el mismo techo
manifestándose su amor.
En adición a esto, no importa si son casados o
amancebados; negros, blancos, mestizos, indios
o amarillos; ricos o pobres;
creyentes o ateos; políticos o apolíticos; doctores o analfabetas, etc.
El vínculo
parroquial tiene
tres variables:
a) El equipo es una comunidad que actúa bajo la autoridad
del párroco.
b) Las “las tandas de fin de semana” son solicitadas por
una parroquia anfitriona que se compromete en la organización del encuentro y
las necesidades del equipo. En este último aspecto de las necesidades del
equipo, si la parroquia anfitriona carece de recursos, entonces se aplica el
principio de subsidiariedad.
c) La parroquia misionera envía el equipo a misionar al
estilo de los primeros discípulos: “…los envió a proclamar el reino de Dios… no
tomen nada para el camino… ni pan ni dinero… ni lleven cada uno dos vestidos.
Quédense en la casa donde se alojen hasta que se vayan de aquel lugar” (Lucas,
Capítulo IX).
El Envío se hace mediante un rito precedido de un micro
Retiro que se inicia alrededor de la víspera de la “tanda” para despojarse de
la presunción de que se actúa en nombre propio. Es un esfuerzo de equipo en el
que personal y comunitariamente prestamos nuestro ser al Señor y dejamos que sea su Espíritu Santo el que
actúe. El Retiro termina cuando acaba la “tanda”.
El comportamiento
orante es
permanente, esencialmente fundamentado en las lecturas bíblicas indicadas para
cada día, procurando participar, además de la Eucaristía dominical, lo más
posible durante la semana, especialmente en la proximidad de una “tanda”.
La alegría es un don contagioso que
caracteriza al Equipo DIPAR. Algunos expresan su alegría con mayor intensidad
externa; otros con más discreción visible, pero todos con la alegría que
produce la paz interior
La vocación de
servicio es otro
don infinito de DIPAR: siempre dispuestos a participar en una “tanda”, no importan
las carencias o distancia: siempre atentos a servir a la comunidad y a las
personas.
Terminada “la
tanda de fin de semana”, las parejas participantes son organizadas en comunidades pequeñas, procurando que vivan
en proximidad física, alrededor de su parroquia. Estos grupos siguen un proceso de crecimiento integral en
los valores de la comunidad familiar.
Conviene destacar que DIPAR ha tenido la gracia de la convergencia de tres representantes de
comunidades religiosas distintas que tienen en común la espiritualidad
cristiana y, como carisma particular espiritualidad de su congregación.
Creo que estos pasaje del Evangelio y el Magisterio de la
Iglesia, identifica a los religiosos que fundaron DIPAR: Miguel Meliá, MMSSCC: “Este hombre no ha venido a que le sirvan , sino a servir y dar
su vida en rescate por todos” (Mateo, Capítulo XXVIII)”; Lucas Lafleur, MSC: …
“cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: No somos más que unos pobres servidores,
hemos hecho lo que teníamos que hacer”
(San Lucas, Capítulo X); Alicia Guerra, Altagraciana: “Para la mayor honra y
gloria de Dios”.
En resumen, al celebrar
Navidad, quienes estamos comprometidos con la pastoral familia, debemos tomar
en cuenta nuestra cultura nacional inculturada por los valores del humanismo
cristiano. Creo que cuatro pensamientos
convergen en una síntesis de pastoral familiar dominica:
Los versos 31 y 32 del
capítulo VIII del Evangelio según San Juan contenidos en nuestros símbolos patrios:
“Si se mantienen
fieles a mi palabra, serán realmente discípulos míos, conocerán la verdad y la
verdad los hará libres”.
El Objetivo General del I Plan Nacional de Pastoral: “Impulsar una
Evangelización nueva, capaz de transformar al hombre dominicano, para que como
pueblo de Dios evangelizado y misionero, sea por el anuncio de Cristo vivo y
por el testimonio de vida fermento de una sociedad nueva”
Objetivo Específico de la Pastoral Familiar del I
Plan Nacional de Pastoral: “Educar la familia en los valores humanos y
cristianos desde el Evangelio para que descubra y realice su identidad como
Iglesia Doméstica y sea fermento de una sociedad nueva”
Pensamiento de Monseñor Pepén, de su libro: “La
Nación que Duarte Quiso”: “Que hagamos de la familia una Iglesia; de la Iglesia
una familia; de la Patria un altar y de las autoridades que la gobiernan
sacerdotes de la dignidad, de la responsabilidad, de la honradez y de la
justicia”.
(Publicado en la edición octubre - diciembre de 2012 de la revista "HUMANISMO INTEGRAL")
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