Ignacio Miranda
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n el discurso,
casi todos los candidatos a la Presidencia, en las recién pasadas
elecciones, expresaron la necesidad de un cambio de modelo económico.
Al recibir su certificado como Presidente electo, el
licenciado Danilo Medina ha expresó que está capacitado para gobernar aún en la
crisis.
Nos alegramos mucho por él, el futuro político de su
partido y el país.
Creemos que si quiere puede hacerlo puesto que nuestro
país posee excelentes y abundantes recursos, tan ricos que
solo hace falta dos cosas para gobernar bien: capacidad y honestidad.
Poseemos una riqueza tan grande en recursos humanos, naturales y aún
financieros, que una gerencia eficiente y eficaz puede obtener excelentes
resultados a corto, mediano y largo plazo.
Creemos que el actual Presidente ha estado dotado de una
capacidad gerencial eficiente, en cuanto ésta se define por su objetividad,
expresada de manera cuantitativa, en cifras verificables.
La capacidad gerencial eficaz ha de contener la
objetividad, pero dando primacía al carácter subjetivo, poniendo todo en
función del bien común.
Perestroika y glasnost, que traducido a nuestro idioma quiere decir cambios estructurales y
transparencia, lenguaje muy bien conocido por los marxistas peledeístas,
representa, al mismo tiempo, lo bueno y
lo malo que se ha hecho; pero sobre
todo, lo que se ha debido hacer,
empezando por la transparencia, la austeridad y la honestidad.
El mundo sabe que el autor de la perestroika y el
glasnost, Mijail Gorbachov, encarnó esos valores en su máxima expresión,
mientras muchos pseudo-revolucionarios
rusos hoy día son multimillonarios.
El país espera del Presidente Danilo Medina un modelo
económico humanista, basado en una planificación racional, un comportamiento
gerencial de funcionarios capaces y honestos, y, al mismo tiempo, severas
sanciones para los corruptos del pasado, del presente y del porvenir, no
importa la categoría o el grupo político a que pertenezcan, a partir del criterio que nos legó el Papa
Juan Pablo II en primer viaje a nuestro país y al mundo, en 1979:
“que no haya corrupción; que no haya a quien le sobre
mucho, mientras a otro sin su culpa le
falte todo; ….que no haya injusticia ni desigualdad en la impartición de la
justicia; que no haya nadie sin amparo de la ley y que la ley ampare a todos
por igual”.
REFORMA FISCAL
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l modelo económico que requiere el país debe comenzar por
una reforma fiscal, sobre la cual existen grandes confusiones por la mala
práctica que se ha hecho de este término.
Un modelo económico es el fundamento de una política
fiscal, variable que, unida a la
política monetaria, conforman la política económica, que, supone el quehacer del Estado para orientar
el uso racional de todos los recursos económicos de la Nación, en función del
bien común.
La política fiscal, y su instrumento de práctica que es
el presupuesto público, es humanista cuando los ingresos proceden de los que
más tienen y se utilizan de manera racional, con sentido de austeridad y
equidad entre el gasto y la inversión, para impulsar el desarrollo.
Todos sabemos que el Estado Dominicano posee una
estructura económica irracional, tanto en términos legales como y funcionales.
Creemos que todo el pueblo dominicano es responsable por
el bien común nacional y, como tal, debemos cooperar con el Estado para superar
la crisis que padecemos. La propuesta que hacemos es nuestra cooperación.
Señalamos algunos criterios que entendemos fundamentales
para crear una estructura funcional y
austera, contentiva de las funciones necesarias para poner en marcha el plan de
desarrollo que requiere el país.
Partiendo del concepto doctrinal de que el Estado es el
rector del bien común, y, cada funcionario gubernamental un gerente al servicio
del bienestar colectivo, proponemos una estructura administrativa encabezada de
la siguiente manera:
Ministerios: Interior, Relaciones Exteriores, Fuerzas Armadas, Economía, Trabajo, Agropecuario, Industria y
Comercio, Educación, Salud, Deporte,
Obras Públicas, Desarrollo. Dos Viceministerios, uno técnico y otro
administrativo por cada ramo; Y las direcciones generales necesarias para
ejecutar los planes que requiere el
desarrollo del país. Esto es aplicable también al servicio exterior.
Cada una de estas
funciones debe ser cubierta por los
dominicanos que mejor las encarnen por su instrucción, experiencia y moralidad,
a partir de la descripción de los cargos
y un inventario de los recursos humanos
del país, incluyendo la fuga de cerebro que el sectarismo y el simplismo les
han hecho abandonar su patria.
Unificar todas las funciones similares en una sola, y eliminar secretarías sin carteras o cargos
con rango de ministro, ayudantías, etc.
Establecer la equidad laboral con una retribución
conforme a estos criterios: a) el sueldo mayor será el del Presidente de la
República; b) la retribución de los demás funcionarios serán con esta relación
al primer mandatario: Ministros, 80%;
viceministros, 60%; directores generales, 40%; c) los directores de organismos
descentralizados o empresas estatales, tendrán un sueldo máximo de ministro; d)
todas las funciones del mismo rango tendrán la misma retribución; e) la equidad
se establece con una retribución que no podrá ser mayor de 10 a 1 entre menor y la más alta; f) los funcionarios
tendrán derecho a viáticos y gastos de representación, previa presentación de
los comprobantes que les sirvan de soporte;
g) quienes requieran avances para estos gastos, deberán presentar sus
comprobantes al regreso, de lo contrario le serán deducidos de sus sueldos.
PLANIFICACIÓN
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l país cuenta con una gran riqueza en recursos naturales
tanto en el suelo como en el subsuelo; lo mismo que con recursos humanos de
todas las áreas del saber, incluyendo planificadores globales y municipales. El
hecho de que tantas personas se enriquezcan rápidamente, incluso para tener
propiedades y dinero en otros países, evidencia de también contamos con recursos financieros.
Esto significa que nuestro país cuenta con los recursos necesarios
para desarrollarse, si bien no hay ninguna razón para rechazar recursos externos
que contribuyan a nuestro desarrollo, siempre que se regulen en función del bien común nacional.
El afán por la inversión extranjera es un fanatismo y una
ofensa a la identidad nacional. Lo que se requiere es que
todos los agentes económicos del país partamos de este criterio: lo nuestro
primero, en igualdad de condiciones con
lo extranjero.
Duarte nos ha
legado esta norma: “La Nación Dominicana es libre e independiente y no es ni
puede ser jamás parte integrante de ninguna otra Potencia, ni el patrimonio de
familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña”.
En cuanto a política fiscal se refiere, la prioridad en
la inversión, sin descuidar ningún otro sector, debe orientarse fundamentalmente al desarrollo agropecuario y agroindustrial,
con una concepción de sostenibilidad que incluye la preservación del medio
ambiente.
Con las riquezas que poseemos en recursos humanos y naturales, podemos
alcanzar los siguientes objetivos partiendo de que el fin de la economía es
satisfacer las necesidades humanas, a) abastecer el mercado interno de
alimentos sanos; b) suplir de insumos la agroindustria; b) producir excedentes
exportables agrícolas y agroindustriales; c) generar divisas lícitas; d)
importar bienes de capital y otros de consumo que, por razones de costos
comparativos no estemos en capacidad de producir en el país.
(Editorial de la revista "Humanismo Integral" abril - junio de 2012)
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