Ignacio Miranda
C
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on motivo de la celebración de la Feria del Libro, Tamara
y yo fuimos invitados por el Equipo Arquidiocesano coordinador de la asignatura Formación
Integral Humana y Religiosa.
De manera particular quiero destacar que asistimos al evento
no solo por ser duartianos, sino también por la insistencia de Farida Sánchez,
Loida Santana y Freddy García, quienes nos merecen el mayor respeto por su
fidelidad al humanismo cristiano
El título señalado fue: “El Cristianismo en el
Pensamiento y la Vida de Juan Pablo Duarte”.
La Fundación Humanismo Integral (FHI) se ha dispuesto
celebrar el bicentenario del natalicio de nuestro Patria de la Patria, Juan
Pablo Duarte y Diez. Y como es una tradición cristiana, más bien judaico-cristiana, celebrar un Jubileo cada 50 años, siendo
Duarte un modelo de humanista cristiano, queremos conmemorar su IV Año Jubilar.
Como nuestra
comunicación fue oral y no escrita, resumo aquí, aproximadamente, el contenido de lo que
expusimos.
La esencia del jubileo es la renovación del compromiso
con el valor de la libertad, como respuesta al antivalor de la opresión. Es la
celebración de la Pascua, el paso del estado de opresión a la situación de
libertad. En la Pascua Judía, el liberador es Moisés; en la Pascua Cristiana,
el liberador es Jesucristo.
Juan Pablo Duarte es el Padre de la Patria Dominicana
que, encarnando los valores del humanismo cristiano ofrendó su vida para dar a
los dominicanos “una Nación libre, soberna e independiente de toda dominación
extranjera”.
El valor de la libertad no solo está contenido en el
Juramento Trinitario sino también en el Escudo Nacional que integra el Libro de
los Evangelios abierto en el Capítulo VIII de La Buena Noticia según San Juan,
que en sus versos 31 y 32 nos enseña: “Ustedes para ser de verdad mis
discípulos, tienen que atenerse a ese mensaje mío; conocerán la verdad y la
verdad los hará libres”,
La educación en valores es un anhelo de esta época, al
menos en el discurso. Ese deseo, este
año se enriquece con el XLV Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, con el
que el Papa Benedicto XVI invita a los responsables de las sociedades a
comprometerse con la educación, con el
lema: “Educar a los Jóvenes en la Justicia y la Paz”
Duarte es modelo de educador en los valores de la justicia y la paz, como
también de la verdad, la libertad, la austeridad, la humildad, la valentía, la
solidaridad, el patriotismo. Todos estos valores, y muchos otros que definen a un humanista
cristiano, los fortaleció con sus respectivos principios y virtudes.
Y siendo la virtud la práctica de los valores y
principios, es obvio que los encarnó haciéndolos práctica de su vida.
Es bueno que los pedagogos de la educación en valores,
caigan en la cuenta que para
encarnarlos, para que se hagan vida en las personas, han de enraizarse en las
profundidades de los principios, como expresión de normas fundamentales; y,
además, para que se conviertan en
testimonio de vida que fructifiquen como solución de los problemas proclamados
en el discurso, los valores y principios han de convertirse en virtudes, como
manifestación de acciones concretas.
El maestro es un comunicador. Pero también lo son los
periodistas, religiosos, y, en definitiva,
todos los conductores, por la necesidad que tienen de comunicarse
habitualmente con sus dirigidos. Esto incluye, muy especialmente, a los padres y madres de familia.
La enseñanza del Papa Juan Pablo II, nos señala en el número 38 de su Encíclica Centesimus
annus una riquísima lección: “La primera estructura a favor de la “ecología
humana” es la familia, en cuyo seno
el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué
quiere decir amar y ser +amando y por consiguiente qué quiere decir en concreto
ser una persona”
La libertad es un valor que adquiere vida cuando la
persona que lo pronuncia asume el compromiso de persona libre y liberadora; y
solo se alcanza cuando se practica día a día en
todas nuestras actividades sociales, políticas, económicas y espirituales.
Duarte fue una persona modelo en encarnar los valores, principios y virtudes de la
convivencia social, en todas las etapas de su vida, desde su discipulado con el
Padre Gaspar Hernández, sus estudios en Europa, en La Trinitaria, en el proceso
de Independencia, en la Restauración.
El Juramento Trinitario y los símbolos patrios, son fiel
expresión de su humanismo cristiano, entendido como los valores contenidos en
la dimensión social del Evangelio de
Jesucristo, comenzando por la libertad.
En la Doctrina de Jesucristo, su Escuela que es la Iglesia, su discipulado,
comenzando por los apóstoles,
evangelistas y maestros, encontramos la fuente del saber, la enseñanza y
el comportamiento duartiano que lo definen como un humanista cristiano..
Veamos algunas líneas del humanismo cristiano como
expresión social de la doctrina cristiana de Jesucristo:
“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque
esos van a ser satisfechos (….) Dichosos los limpios de corazón, porque esos
van a ver a Dios (…) Dichosos los que trabajan por la paz, porque esos los va a
llamar Dios hijos suyos” (Mateo, Capítulo V).
“…es justo quien practica la justicia (…). Si uno posee
bienes de este mundo y, viendo que su hermano pasa necesidad, le cierra sus
entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? (…) Quien cumple sus
mandamientos está con Dios y Dios con él” (I Juan, Capítulo III).
“Jesús los reunió y les dijo: … el que quiera
subir, sea servidor… tampoco este Hombre ha venido para que le sirvan, sino a
servir y dar su vida en rescate por todos” (Marcos, Capítulo X).
“El hombre bueno, de la
bondad que almacena en su corazón saca el bien… lo que rebosa del corazón lo
habla la boca” (Lucas, Capítulo VI).
“No juzguen y no los juzgarán… la medida que
ustedes usen la usarán con ustedes… ¿cómo vas a decir a tu hermano: Deja que te
saque la mota del ojo, con esa viga en el tuyo? Hipócrita, sácate primero la
viga de tu ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu
hermano”
(Mateo, Capítulo VII).
“Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres” (Hechos, Capítulo V).
“Dios no hace distinciones sino que acepta al
que le es fiel y obra rectamente” (Hechos, Capítulo X).
“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan
el mensaje de Dios y lo ponen por obra” (Lucas, Capítulo VIII)
“…el saber que baja de lo alto es, ante todo,
límpido y luego apacible, comprensivo y abierto, rebosa buen corazón y buenos frutos, no hace
discriminaciones ni es fingido. Y la buena cosecha de honradez, con paz la van
sembrando los que trabajan por la paz” (Santiago, Capítulo IV).
“Todo lo que querrían que hicieran los demás
por ustedes, háganlo ustedes por ellos, porque eso significa la ley y los
profetas” (Mateo, Capítulo VII).
“Amar a Dios significa
cumplir sus mandamientos” (I Juan, Capítulo
V)
“…el amor que Dios nos tiene inunda nuestros corazones
con el Espíritu Santos que se nos ha dado” (Romanos, Capítulo V).
…con la alegría del Espíritu
Santo, exclamó: Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, por si has
ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, se las ha revelado a la gente
sencilla” (Lucas, capítulo X).
“Guárdense de toda codicia, que aunque uno
tenga de sobra, la vida no depende de los bienes” (Lucas, Capítulo XII)).
“…unidos al Mesías formamos un solo cuerpo y,
respecto de los demás, cada uno es miembro, pero con dones diferentes, según el
regalo que Dios nos haya hecho… no piensen en grandeza, que lo atraiga lo
humilde… estén en paz con todo el mundo” ( Romanos, Capítulo XII).
… que vean el bien que hacen ustedes y glorifiquen a su
Padre del cielo (…) les aseguro que antes que desaparezca el cielo y la tierra
ni una letra ni una coma desaparecerá de la Escritura antes que todo se realice
(…)
Cuando digan sí sea un sí, y cuando no un no; lo que pasa
de ahí es cosa del Malo (…) sean ustedes bueno del todo, como es bueno su Padre
del Cielo” (Mateo, Capítulo V).
“El hombre bueno,
de la bondad que almacena en su corazón saca el bien (…) porque lo que rebosa
del corazón lo habla la boca” (Lucas, Capítulo VI).
“Hermanos, ¿de que le sirve a uno decir que
tiene fe sino tiene obra?... si alguno dijera que tú tienes fe y yo tengo
obras, muéstrame esa fe tuya sin obras, que yo te mostraré la fe con mis obras” (Santiago,
Capítulo II).
“Demuestre con su buena
conducta que obra como sabio, sin violencia… el saber que baja de lo alto es,
ante todo, límpido y luego apacible, comprensivo y abierto, rebosa buen corazón
y buenos frutos, no hace discriminaciones ni es fingido, y la cosecha de
honradez, con paz la van sembrando los que trabajan por la paz” (Santiago,
Capítulo III).
Todas estas enseñanzas están
vinculadas a las normas que, como estilo de vida social, fueron dadas al pueblo
de Dios, por vía de Moisés, “su siervo”, asumidas por Jesucristo, como podemos
encontrar en diversos libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. Reiteramos, el
decálogo que resumimos a continuación, que aparece en el Capítulo XX del Libro
del Éxodo, sintetizado por Jesucristo, en el Capítulo XXII de su Evangelio
según San Mateo, constituyen normas de convivencia social válida para toda
persona de cualquier época respetuosa de la dignidad humana, comenzando la
propia.
Remito a nuestros lectores a
la próxima sección Espiritualidad, de esta misma edición, las principales
fuentes primarias del humanismo
Si cotejamos el contenido del Juramento Trinitario, el
discurso de Duarte en diversas ocasiones y su estilo de vida, encontraremos
armonía y fidelidad con los valores del humanismo cristiano, enraizamos en
normas de convencía social. Y más aún,
como virtud, que es la práctica de los valores y principios.
EN SÍNTESIS:
Son frecuentes las expresiones: “neotrujillismo”,
“necesitamos un nuevo Trujillo”. Lo primero se refiere al comportamiento
despótico de muchas personas; lo segundo, expresa, entre otras cosas, la necesidad de orden y seguridad.
A nuestro entender, estas expresiones son producto de la
superficialidad que vivimos. Invitamos a reflexionar sobre estas preguntas: ¿No
hubo despotismo o autoritarismo antes de
Trujillo?, ¿son incompatible los valores de la libertad y el orden?.
A nuestro juicio, la raíz de nuestro comportamiento se
debe a que desde el origen de nuestra República se han anidado el valor de la
libertad, que encarnó Juan Pablo Duarte; y el antivalor del despotismo opresor encarnado por Pedro Santana.
El despotismo es la raíz de muchas esclavitudes modernas
que hoy nos oprimen. Genera dos variables que son la idolatría y la egolatría:
endiosa al de arriba y oprime al de ab ajo; para mantener su poder lo alimenta
con mentiras, adulonería, servilismo al poder, sobre todo extranjero; procura el dinero fácil, rápido en gran
cantidad justificando todo medio, como narcotráfico, juego de azar,
prostitución, contaminación ambiental,
La libertad es la raíz de la democracia; la opresión
genera idolatría, egolatría, mentira, adulación, falta de transparencia. Quien
encarna la libertad suscita un discipulado libre y liberador; los opresores
inducen a seguidores mediocres, incapaces, dependientes y opresores.
Otra expresión se refiere a un nuevo proyecto de Nación.
Lo que necesitamos son dirigentes que encarnen la democracia enraizada en el
valor de la libertad. Nadie puede dar lo que no posee.
Invitamos a todo el pueblo dominicano, empezando por sus
dirigentes, a todos los niveles, especialmente los políticos, a celebrar el
Bicentenario y el IV Jubileo del Natalicio de Duarte, honrándolo imitando su
comportamiento de persona libre y
liberadora.
(Artículo publicado en la revista "Humanismo Integral" abril - junio 2012)
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